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Tercer ismo: el Edadismo - Deusto Knowledge Hub Explorer

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Tercer ismo: el Edadismo - Deusto Knowledge Hub Explorer
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Tercer ismo: el edadismoENRIQUE PALLARÉS MOLÍNSDOCTOR EN PSICOLOGÍA. PROFESOR EMÉRITO DE LA UNIVERSIDAD DE DEUSTODebemos esforzarnos por ver a los demás con las lentes que resaltan su singularidad y abandonar las que homogeneizanEdadismo es la traducción más extendida de ageism, término propuesto en 1969 por el gerontólogo norteamericano Robert Butler, para referirse a una visión estereotipada, inexacta e incorrecta del grupo de personas mayores -aunque también podría aplicarse a otros grupos de edad-, asociada a una actitud negativa o no adecuada hacia ellas. La mayor visibilidad de la edad, la raza y el sexo hace que surjan con facilidad e intensidad los estereotipos relativos a estas tres características. Pero, en comparación con el racismo y el sexismo, el edadismo no solo ha sido menos estudiado, sino también menos denunciado, y todavía ignorado por el diccionario de la Real Academia. A pesar de que este tercer ismo, como observa el gerontólogo Erdman Palmore, afecta o afectará a todos sin excepción -salvo al que no llegue a viejo-, y no solo a los de un sexo u otra raza.No todos son atributos negativos, pero sí generalizaciones que desdibujan la singularidad y confunden el envejecimiento normal con el del minoritario subgrupo patológico. Entre estas creencias está la de que los mayores son depresivos, chochean, son iguales, viven solos, son como niños; pero también son cariñosos, o son sabios. Ser hombre, poderoso o famoso, suaviza el estereotipo edadista; mientras que ser mujer lo magnifica.El edadismo no siempre es deliberado ni siempre resulta de un rechazo a los mayores. Se ha descrito un edadismo compasivo en el que un trato muy amable encubre la percepción de toda persona mayor como un ser frágil y vulnerable. Así, el dirigirse a un mayor con una entonación y expresiones excesivamente acomodadas, como si fuera un niño pequeño. O el reconocimiento retórico «a todo su trabajo realizado», con el mensaje implícito de que se abstengan de intervenir en el futuro.Surge el edadismo como un producto de los cambios sociales. Las personas mayores, muy valoradas en las sociedades preindustriales, donde constituyen la verdadera reserva del saber y de experiencia, son vistas en una sociedad dominada por la velocidad, el cambio rápido, la productividad y la exaltación de lo joven como freno para el progreso, competidores en los puestos de trabajo, en los recursos económicos y en el ascenso en la escala social. La teoría del manejo del terror, por su parte, explica las reacciones del ser humano al enfrentarse con la muerte; una de ellas es el huir o no ver todo lo que la recuerda, de alguna manera, como es la vejez. La vi-sión que dan de los mayores el cine y los medios ayuda a propagar y perpetuar las actitudes edadistas.El estereotipo sobre los mayores se prolonga en discriminación, a un nivel personal e institucional, y alcanza su punto culminante en las diferentes formas de maltrato. Pero, tan grave o más es la asimilación y apropiación que hace la persona mayor de este estereotipo, es decir, el hecho de que también lo cree, e incluso lo defiende. Como dice la profesora Becca Levy, «es el enemigo dentro». Por ejemplo, un olvido -normal a cualquier edadmuchos mayores tienden a interpretarlo como típico de la vejez («¡Son los años!»). O la autodiscriminación: «¡Esto ya no es para mí!». Además, algunos tratan de negar la edad de varias formas: rebajar los años, obsesionarse en mostrar un aspecto joven, iniciar tratamientos anti-vejez, con frecuencia tan costosos como ineficaces -o perjudiciales-, etc.Es necesario que las declaraciones de los organismos internacionales y las normas legales reprueben con contundencia la discriminación basada en la edad. Neutralizar el edadismo no es tarea fácil, dado lo arraigadas y automatizadas que están estas creencias. Por eso, hay que comenzar por hacerlas conscientes y concretarlas. El conocimiento científico del proceso de envejecimiento, que enfatiza su carácter diferencial, resulta imprescindible en cualquier intervención contra el edadismo. La distancia refuerza los estereotipos, mientras que la cercanía empática los debilita; de ahí la importancia de fomentar el diálogo intergeneracional. De hecho, la actitud es más positiva con las personas mayores queridas. También convendría permitir o poner a los mayores en situaciones en que su mismo rendimiento socave las conclusiones edadistas. Finalmente, resulta necesario que todos -incluyendo los mayoresnos esforcemos por ver a las demás personas con las lentes que resalten su singularidad, y en abandonar las que homogeneizan y etiquetan por pertenecer a un grupo de edad, sexo, raza, etc.
Author
Enrique Pallarés Molíns
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Date Released
2015-08-03T00:00:00
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