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El Susto - Deusto Knowledge Hub Explorer

EL SUSTOEs como si este país, tras el esfuerzo realizadodurante los años de la ahora denostadaTransición, se hubiera quedado exhaustoy huérfano de proyectosmentar a la nueva formación. Por otra parte, como muy bien han señalado los expertos en demoscopia, hay razones convincentes para pensar que los sondeos que se han publicado estos días, en lo que tienen de previsión electoral, han de tomarse con suma prudencia.De un lado, falta aún un año hasta que se celebren elecciones generales y el electorado no se halla, por tanto, en disposición anímica de decidir entre las diversas alternativas. De otro, el contexto en que se recabaron los datos -caracterizado por la acumulación de escandalosos casos de corrupciónno era el más adecuado para propiciar proyecciones fiables en el medio plazo. Tal y como decía el otro día la profesora de sociología de la Universidad de Deusto, María Teresa Laespada, tratar de predecir resultados electorales a partir de sondeos realizados en momentos tan convulsos es igual de arriesgado que medir la tensión del paciente tomándosela después de haberle dado un gran susto.Pero, dicho esto, tampoco es cuestión de despreciar el valor de unos datos que sólo han venido a confirmar una percepción previa que se basaba en hechos tan evidentes como la corrupción rampante que anida en las instituciones y el aturdimiento que su puesta al descubierto ha causado en quienes tenían el deber de controlarla y erradicarla. Ahí estaba, en efecto, la causa que ha producido el derrumbamiento del partido de gobierno, así como el caldo de cultivo del que han brotado los movimientos de tendencia populista. Lo habíamos visto en otros países de nuestro entorno. Con todo, aceptada la gravedad del problema que supone la corrupción en un sistema democrático, cometeríamos un error todavía más grave si nos contentáramos -si de contentopuede hablarsecon situar exclusivamente en ella la causa de lo que los sondeos han denunciado. Por desgracia, el mal es aún más profundo y también más difuso. Más difícil, por tanto, de curar.Uno tiene la impresión de que este país, después del esfuerzo que se hizo a lo largo de la ahora denostada Transición, se quedó exhausto y huérfano de ideas. Se trataba entonces de alcanzar objetivos tan ilusionantes como su democratización, su modernización y su homologación en Europa. Pero, alcanzado el objetivo, no parece que se haya dado con un proyecto sustitutivo ni con un liderazgo capaz de llevarlo a cabo. El actual Gobierno está dando patentes muestras de esta carencia, que, para que no se busque consuelo en la denuncia, habrá que añadir que viene de muy lejos. Así, en vez intentar recuperar el vigor perdido con algún otro objetivo estimulante, ha cometido el error de poner todos los huevos en la misma cesta de una recuperación económica que nunca llega y que, cuando llegue, tardará años en dejarse percibir por la gente. En consecuencia, en vez de estimularlo con ideas, ha atiborrado al electorado con fríos números enteros de primas de riesgo y fraccionados de PIB, como si en la aritmética fueran a encontrarse las ideas-fuerza que se necesitan para levantar el ánimo de la gente y estimular el entusiasmo popular. Entretanto, el país se le ha ido yendopoco a poco de las manos -hoy se moviliza Cataluña en un auténtico reto al Estado-, y la pasividad, el aturdimiento e inaguantables silencios han sido las únicas respuestas políticas que se le han dado o, por mejor decir, dejado de dar al problema. Y, ahora, vistas las orejas de un lobo que se levanta contra la inepcia y los abusos del sistema, se lo trata como si fuera la causa de todos los males futuros en vez de tomarlo como el más previsible efecto de los que se han tolerado en el pasado.En otros tiempos, al cansancio del partido gobernante, cualquiera que fuere, le estaba siempre esperando el vigor de una nueva alternativa. Hoy, por el contrario, ésta apenas ha terminado de lamerse las heridas y sólo comienza a dar tímidas señales de vida. Está aún por ver si las nuevas caras que aparecen en escena traen también consigo ideas capaces de recuperar el espacio que las viejas dejaron vacío y que está siendo ocupado por los recién llegados. Sólo un año les queda para demostrarlo. Pero no es la cortedad del tiempo el obstáculo más difícil de superar, cuando lo que está de verdad en juego es la capacidad de reinventar un proyecto que no tema desprenderse de las adherencias que se le han acumulado a lo largo del tiempo y haga viables en la nueva coyuntura los valores permanentes de libertad, igualdad y solidaridad que son la razón de ser de su existencia.

2014-09-11T00:00:00

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