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Los Mártires de la Uca - Deusto Knowledge Hub Explorer

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Los Mártires de la Uca - Deusto Knowledge Hub Explorer
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Los mártires de la UCARAFAEL AGUIRREA Ellacuría y sus compañeros les mataron porque contaban la verdad de lo que sucedía en el país, porque trabajaban por cambiar unas estructuras injustasJAVIER MUÑOZn la memoria de nuestra generación permanece indeleble la imagen de los cuerpos de cuatro jesuitas de la UCA (Universidad Centroamericana de San Salvador) tendidos boca abajo sobre el césped, acribillados, junto a la puerta de su residencia. Dentro estaban los cadáveres de otros dos compañeros suyos y en la sala de visitas se encontraban también asesinadas dos mujeres, una empleada y su hija, que habían buscado allí refugio. Eran las primeras horas del 16 de noviembre, justo hace hoy 25 años. El conflicto se había agudizado tremendamente en El Salvador y los insurgentes atacaban a la capital. Los acontecimientos sorprendieron a Ellacuría, el rector, en un viaje rápido a Europa. Me llamó por teléfono desde Madrid y quedamos citados para el viernes, día 3, en mi despacho en la Universidad de Deusto. Allí, con algún amigo, tuvimos una conversación inolvidable. Hacía poco yo había vivido varios meses con esa comunidad de jesuitas universitarios y sabía bien los ataques, insultos y amenazas que recibían cada día. Ellacu, como le llamábamos, gozaba de un gran prestigio internacional y poseía una aguda capacidad de análisis y un discurso preciso y brillante. Era la gran autoridad moral en El Salvador, que denunciaba la situación de injusticia intolerable y propugnaba una salida negociada del conflicto armado. La prensa informaba ampliamente de lo que estaba sucediendo y sabíamos que los militares habían rodeado la UCA y controlaban las entradas y salidas. Le insistíamos a Ellacu que retrasase su regreso a El Salvador, que esperase unos días para ver la evolución de los acontecimientos. Su plan era recoger en Barcelona el premio Comín el lunes 6 y regresar a El Salvador el lunes 13. No hubo manera de que nos hiciera caso. Decía que precisamente porque el ejército controlaba el acceso a la Universidad no harían nada contra él porque quedarían en evidencia. Además, la gravedad de la situación hacía más necesaria su presencia. Recuerdo que me dijo que «lo que legitima para ser rector es la capacidad de ir por delante». Por otra parte, según su análisis, si bien en la superficie el conflicto era más grave que nunca, la corriente de fondo llevaba hacia la paz.Ellacuría llegó a El Salvador el lunes 13 y fue reconocido por el control militar al entrar en la UCA. Ese mismo atardecer el Ejército realizó un cateo (registro) en la residencia de los jesuitas simplemente para conocer el lugar. En una reunión del Estado Mayor la noche del 15 al 16 se tomó la decisión de matarle sin dejar testigos. Todos estuvieron de acuerdo. Se conoce perfectamente quiénes impartieron la orden de matarles, quiénes dirigieron el operativo y quiénes dispararon. El asesinato de los jesuitas tuvo tal repercusión internacional y dejó tan en evidencia al Ejército salvadoreño, que precipitó los acontecimientos que llevaron a los acuerdos de paz, que se firmaron en Chapultepeque en enero de 1992, y que suponían profundos cambios políticos, militares y sociales (estos incumplidos desgraciadamente). La perspectiva de 25 años nos permite ver la vinculación demonseñor Romero y los jesuitas de la UCA. Romero fue la gran voz profética y a la de tres años le mataron. La jerarquía eclesiástica salvadoreña le dejó solo y ningún obispo asistió a su funeral. Juan Pablo II estuvo muy frío con él en la visita ad limina de 1979. Ahora el Papa Francisco ha decidido beatificarle el año próximo. Los jesuitas de la UCA le defendieron en vida, mantuvieron viva su memoria en la década de los 80 y, al final, participaron de su muerte martirial. La guerra en El Salvador comenzó de verdad con el martirio de Romero y se desbloqueó el proceso hacia la paz con el martirio de los jesuitas. Confieso que el asesinato de grandes amigos por las razones que compartían conmigo lo llevo con gran dolor, pero también como un estímulo permanente. Tengo amigos asesinados por ETA. Conviví y trabajé con estos jesuitas. Les mataron porque contaban la verdad de lo que sucedía en el país, porque trabajaban por cambiar unas estructuras injustas, por educar los corazones en los valores evangélicos. Ellacu era la personalidad más conocida, pero no le podemos separar de sus compañeros. Era un grupo increíblemente trabajador, sobrios al expresar sus sentimientos, como suelen serlo los jesuitas, no muy rezadores aparentemente, pero movidos por un amor inmenso. Entregaban su vida totalmente al servicio de la gente más pobre. Sabían que se la jugaban cada día. Estos jesuitas han sido testigos de amor, lo más grande de la vida cristiana y humana. Son los mártires de la UCA. Les mataron porque molestaban, pero murieron porque amaban.En los Acuerdos de Paz ambas partes decidieron la constitución de una Comisión de la Verdad, formada por tres personalidades de gran prestigio, no salvadoreñas, con la misión de esclarecer las matanzas, homicidios, desapariciones y torturas, y dilucidar responsabilidades. En otros países se han establecido comisiones semejantes, pero la de El Salvador fue pionera, porque durante años monseñor Romero y, después, Ellacuría y la UCA habían machacado que para sanar lo sociedad había que conocer la verdad. Ya San Pablo decía que lo que se opone a la verdad no es el error, sino la injusticia. La Comisión de la Verdad presentó su informe el 15 de marzo de 1993, que resultó demoledor para el Ejército y los paramilitares, sin dejar de sacar a la luz también los abusos de los insurgentes. Cristiani y los militares se rebelaron contra este informe, perfectamente documentado. Tres días después el Gobierno decretó una amnistía «amplia, absoluta e incondicional». No procede entrar aquí en las vicisitudes de tipo jurídico que se han producido y aún colean. Como dice Jon Sobrino, más importante que conocer el nombre de sus asesinos es mantener la verdad, la misericordia, la justicia, la dignidad por la que vivieron estos mártires, que forman parte del mejor patrimonio de la humanidad.
Author
Rafael Aguirre
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Date Released
2014-11-16T00:00:00
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