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¿Hay Nacionalismos Buenos y Malos? - Deusto Knowledge Hub Explorer

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¿Hay Nacionalismos Buenos y Malos? - Deusto Knowledge Hub Explorer
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Colaboración¿Hay nacionalismos buenos y malos POR Miren Jone AzurzaBasta una miradita al globo terráqueo y en especial a quienes lo habitamos para caer en la cuenta de que bajo la mayoría de los conflictos bélicos o diplomáticos latentes en el mundo actual se barruntan diferentes nacionalismos irresolutos que nos arrebatan la paz.Pocos pueblos o naciones escapan de este hervor político y especialmente humano. Nos duran todavía emociones encontradas que han dejado su impacto con motivo del caso catalán porque también en nuestra cocina cuecen habas a calderadas. No es extraño que filósofos, analistas, políticos y hasta teólogos se hayan planteado la pregunta: ¿Existen nacionalismos buenos y nacionalismos malos Dos personajes relevantes de la intelectualidad han entrado en el tema con un diálogo epistolar realizado durante el primer semestre de este año y que acaba de publicarse en el nº 259 de la conocida revista de pensamiento cristiano Iglesia Viva. Teresa Forcades, monja, médica y teóloga de la abadía de Montserrat y Demetrio Velasco, catedrático de Pensamiento Político en la Universidad de Deusto, han mantenido una correspondencia de dos cartas cada uno. Aun siendo imposible que todo su contenido quepa en las mil palabras que me he puesto de tope, voy a subrayar las ideas básicas de cada uno de estos dos antagonistas. Ella, forofa del nacionalismo catalán y él crítico con el nacionalismo caiga donde caiga.El razonamiento de Teresa Forcades defiende el nacionalismo bien entendido. Da por hecho que el nacionalismo mal entendido se ha dado en la historia, se da hoy mismo con frecuencia y es siempre causa de violencia. Pero no admite que nacionalismo y violencia vayan necesariamente juntos. ¿Si el nacionalismo bien entendido tuviera algo de intrínsecamente excluyente y divisorio, algo que disminuyera la fraternidad o la solidaridad sin barreras ni distinciones de ninguna clase, no sería yo quien lo defendiera. Si lo defiendo es porque creo que el nacionalismo bien entendido estimula el vínculo humano, lo concretiza y se convierte en oportunidad para crecer en solidaridad y atreverse a pensar en colectivo más allá de creencias o de intereses comunes. Por pensar en colectivo entiendo tener un proyecto colectivo y sentirme implicada en él, un proyecto que no hace distinción de personas sino que está abierto a todas las que habitan un determinado territorio, a todas las que desean venir a habitarlo, e incluso a todas las que, desde la distancia física deseen formar parte de él. Afirma luego que, para contrarrestar el avance galopante de la civilización uniformadora, deben valorarse y fortalecerse lasparticularidades locales, las lenguas, las tradiciones y costumbres que son testimonio de una experiencia histórica. La nación es un proyecto de futuro, una utopía fecunda, un querer ser colectivo que permite a las personas enraizarse. Sin excluir a nadie por su lengua diferente, por el color de su piel, por sus ancestros, su sangre, su raza o su religión o cualquier barrera que se considere infranqueable. Los hechos diferenciales de un pueblo ¿pueden ser catalizadores de conciencia democrática auténtica porque ofrecen al individuo un referente colectivo que le permite experimentar su vínculo con la humanidad entera a través de un compromiso concreto y enraizado. Velasco responde: ¿Lo que dices del nacionalismo me recuerda lo que decía Maquiavelo sobre los textos escritos para espejos de príncipes en los que se habla de la política tal como debería ser según una moral cristiana convencional, pero sin tener en cuenta la realidad efectiva de los hechos y la experiencia histórica de los mismos. Apelas a la necesidad de testimoniar determinadas experiencias históricas para preservar la riqueza de la experiencia histórica en toda su diversidad. Creo que no es la mejor forma de hacerlo, el descartar de entrada al ¿nacionalismo malo, que existe con demasiada frecuencia, y apostar por el ¿nacionalismo bueno.¿Personalmente no creo que exista un nacionalismo bueno como el que tú propugnas, ni que pueda existir en el futuro en ningún lugar de nuestro mundo. No existe ningún nacionalismo que por su propia naturaleza no busque ejercer la dominación y el poder, especialmente si éste se quiere ejercer con soberanía, y que, por tanto, no vaya generando espacios de dominación y servidumbre, de inclusión excluyente y de violencia cainita Añade que es una presunción excesiva creer que el nacionalismo, aunque sea el bueno, vaya a conseguir un proyecto de salvación colectiva a base de aplicar una ¿verdad social y una cohesión social que siempre acaban siendo particularistas. El profesor afirma no conocer ningún nacionalismo que pueda garantizar el ejercicio de una ciudadanía cosmopolita capaz de superar la hipoteca de los diferentes particularismos que hasta ahora han lastrado a la ciudadanía democrática. Hemos de luchar frente a la globalización uniformadora desde las particularidades locales, las tradiciones, las costumbres, las lenguas, porque son testigos de una determinada historia y ayudan a preservar la riqueza de la experiencia humana en su diversidad. ¿Pero para que estas particularidades no se perviertan en particularismos excluyentes y acaben priorizando el convertirse en un todo aparte en vez de sentirse parte de un todo, es preciso que se abran a una adecuada universalidad. Sinceramente, no creo que los nacionalismos existentes sean capaces de afirmar así su particularidad. Ahora, como cronista de este debate, me permito preguntar ¿Para cuándo un análisis serio sobre el nacionalismo español hegemónico ¿
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Por Miren Jone Azurza
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2014-11-21T00:00:00
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