ae9c5bfe-7ac5-30d8-92f2-4a65d22b439f

Emociones de la Navidad - Deusto Knowledge Hub Explorer

Emociones de la NavidadENRIQUE PALLARÉS MOLÍNSDOCTOR EN PSICOLOGÍA. PROFESOR EMÉRITO DE LA UNIVERSIDAD DE DEUSTOEstos días navideños se intensifican las sensaciones con la iluminación y la decoración, el belén, las melodías navideñas, los regalos y los olores de la cocina. También las emociones se intensifican y se acentúan los contrastes entre ellas.Los que ya están alegres pueden llegar a la euforia, mientras que los que experimentan tristeza o soledad, la tristeza y la soledad acentúan su oscuridad. ¿Cómo es posible la tristeza durante estos días En algunos se debe al hueco dejado por un ser querido arrancado por la muerte. La silla vacía se hace especialmente visible e hiriente estos días. Además, hay otras pérdidas, como la de la salud o la del trabajo.Y la más grave: la pérdida del sentido de la vida y de la ilusión por vivir. Tras las frías estadísticas del paro y los datos de prevalencia de las enfermedades sufren personas y familias concretas. Algunos experimentan este dolor tan intensamente, que se apaga toda luz de esperanza.Y esto en la privilegiada zona del mundo en que vivimos, donde la nota media de bienestar material es alta. En áreas más extensas del globo, las guerras, la hambruna, las epidemias, etc. pueden llegar a anestesiar y aplanar las emociones y a disolverlas en la amargura de la desesperanza.Choque de emociones dentro de uno mismo al evocar experiencias positivas, aunque irrepetibles, de tiempos pasados. Pero no siempre cualquier tiempo pasado fue mejor. La nostalgia de un pasado feliz, que contrastamos con un presente menos feliz, resulta en parte de una idealización del pasado, un ejemplo del sesgo de positividad de la memoria. Con frecuencia, ni la situación presente es tan negativa, ni aquellos tiempos pasados fueron tan felices como ahora pensamos.Contraste también entre los que pretenden vanamente reducir sus emociones negativas con los excesos, y los que encuentran la alegría y satisfacción profunda cooperando a que otros se sientan mejor.Recomiendan evitar el descontrol en la mesa para que no se disparen los niveles de colesterol y de glucosa ni la aguja de la báscula. Tal vez no resulten superfluas algunas recomendaciones de higiene emocional.En primer lugar, conocer y aceptar nuestras emociones, acentuadas en su variedad y en sus contrastes, como una ayuda para conocernos mejor. Reconocer alguna reacción espontánea excesiva, en lugar de negarla, es el primer paso para su control. Aceptar también la posibilidad de no sentir nada especial estos días.La envidia se puede intensificar. Compras, fiestas, regalos, etc., tratando -como si fuera una norma-, de no ser nunca menos que los demás. La publicidad cumple su objetivo. Caso de realizar comparaciones, hagámoslas, en lo que se refiere al consumo, con los que están por debajo de nosotros. Envidiemos y tratemos de imitar a los que viven felices con menos bienes materiales.Consultamos estos días el barómetro con frecuencia. Se ha dicho que la gratitud es el barómetro moral de una sociedad y de una persona. Cuando son frecuentes las bajas presiones atmosféricas, es buen momento para elevar el barómetro moral de la gratitud.Adoptar una actitud de cierta distancia emocional. No se trata de permanecer afectivamente frío, como el cava o las noches de invierno, sino de ser consciente y de vivir con atención la experiencia presente, aunque sin impedir que fluya el amable sentido del humor. Es conducir nuestras emociones en lugar de que sean ellas las que nos controlen, y evitar así los excesos emocionales, que luego provocan la resaca de la vergüenza o los sentimientos de culpa.Fomentar la auténtica alegría, en lugar de la risa superficial con la que se trata de compensar un vacío interior. Los psicólogos que han señalado el camino hacia la auténtica felicidad insisten en la importancia de dedicar tiempo a las personas queridas, ayudar a otros, ser agradecidos, etc. Fomentar la felicidad en otros es la mejor manera de aumentar la propia. Es contagiar a otros nuestra sana y dejarnos contagiar por la suya.Es importante conocer nuestras emociones, pero no lo es menos tratar de sentir, de vez en cuando, las emociones de los demás: meternosen los zapatos del otro. Por ejemplo: ¿qué puede sentir estos días quien se ve solo, acaba perder el trabajo, perder un hijo, o recibir un diagnóstico grave No se pretende con este ejercicio de empatía acibarar el turrón, sino desarrollar nuestra compasión y también nuestra inteligencia emocional.¿Cómo reaccionar ante las sillas vacías El proceso del duelo no es lineal, sino con altibajos, y estos días propician la intensificación de la aflicción. Admita sus sentimientos y no se avergüence de ellos, incluso si están acompañados de lágrimas, pero tampoco se culpabilice cuando no esté triste ni por participar en los encuentros que unen a la familia y a los amigos. Puede celebrar con satisfacción interior la vida de esa persona querida y agradecer los años vividos juntos. Seguro que ella desearía ver que sigue adelante en la vida.Contemplar -no solo verla escena del Portal de Belén puede ser un potente estímulo para fomentar las emociones positivas, a la vez que un fármaco eficaz para controlar las negativas. Esa entrañable escena, silenciosa y elocuente a la vez, irradia amor, paz, comprensión, gratitud, generosidad, gozo, calidez, hondura¿ ¡Y esperanza! Dios viene en la sencillez y en la cercanía. Su llegada constituye el gran regalo, fuente de los demás valores y fortalezas, no solo para los cristianos, sino para toda la humanidad. Que este mensaje de amor, paz y esperanza no lo acallen la publicidad consumista, el laicismo militante ni nuestra tendencia a trivializar los grandes valores cuando se ofrecen con esta sencillez. ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Año Nuevo!

Enrique Pallarés Molíns

2014-12-31T00:00:00

html

es