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La demancipación de las califettes - Deusto Knowledge Hub Explorer

Los interrogatorios a mujeres de yihadistas franceses tras los atentados, secuestros y asesinatos de los días 7, 8 y 9 de enero en París, unidos a un análisis pormenorizado de múltiples escuchas por parte de los servicios de seguridad, están llevando a las autoridades galas a preguntarse si contamos con mujeres de yihadistas o con yihadistas. ¿Es posible mantener una lectura misericordiosa que presenta unas víctimas separadas del mundo por un pedazo de tela La evolución de Hayat Boumedienne del bikini al niqab empuñando una refinada ballesta en compañía de Koulibaly, ejecutor de los sucesos de Montrouge y Puerta de Vincennes, siembra dudas. Las mismas que ofrecen a los investigadores las más de 500 llamadas hechas por Izzana Kouachi en 2014 mientras su marido y cuñado -que «llegó el 7 de enero a las rebajas»preparaba los atentados de Charlie Hebdo. De Denver a Viena, las jóvenes reivindicando su apoyo al Estado Islámico (EI) en Facebook, Twitter y Tumblr, y apodándose las califettes en referencia al califato, constituyen ya una subcultura a no despreciar según el Institut for Strategic Dialogue.Farhad Khosrokhavar (La Radicalisation, París 2014) entiende que «las mujeres de los yihadistas comparten su ideología, la sostienen. Ellas no han sido sometidas a ningún lavado de cerebro. Muy al contrario, se trata de una nueva forma de feminismo. Quieren asumir su destino como los hombres, quieren participar, constituirse en combatientes del islam de lleno. Frente a una sociedad en la que ya no tienen referencias, ellas compensan su situación con una escalada de la radicalización».La estrategia de autoafirmación por medio del yihadismo fuerza el feminismo hasta desvirtuarlo. La islamización exige a las radicalizadas occidentales la negación de la igualdad entre varones y mujeres. Se apoya la necesidad «de que un capitán gobierne el barco porque de lo contrario surge el lesbianismo, el divorcio y la insumisión de ella», expresan unos jóvenes en Lille (C. Chafiq, 2009). Construir parejas asimétricas implica la subordinación y la obediencia estricta al marido o, en su ausencia, a los hermanos. El sometimiento se va concretando en la reclusión de la desposada en el universo doméstico abandonando empleos, apartamentos, coches propios; en la reducción de las relaciones sociales a vínculos femeninos con allegadas en espacios libres de presencias masculinas; en un encorsetamiento del cuerpo en amplias túnicas, guantes y velos para ocultar la cara sin maquillaje. «Se trata de protegerse de sí mismas, de evitar a los hom-La demancipación de las califettesROSARIO MOREJÓN SABIOPSICOLOGÍA DE LA MUJER. UNIVERSIDAD DE DEUSTOLa estrategia deautoafirmaciónpor medio delyihadismofuerza elfeminismohasta desvirtuarlobres las tentaciones», apunta la francesa Malika para añadir que «la debilidad de los hombres es la mujer». Inhibida la sexualidad, la negación de una identidad autónoma «es una prueba de amor que Alá premiará». La esposa radicalizada «es solamente para el:: JAVIER MUÑOZotro», por eso acepta los muchos controles diarios de su hombre ideal, la poligamia, amar a Bin Laden y parir hijos a los que islamizar para la causa. La progresiva degradación de la libertad es percibida como un anhelo exagerado de pertenencia a la construcción deotro orden moral universal. La vida se vuelca en lo permitido y lo prohibido, la oración, el proselitismo de la yihad por sms y grupos de whatsapp, las lecturas con las mujeres sabias, los niños, los guisos¿ Las más piadosas adeptas no dudan en animar a la reconducción de las descarriadas evocando la Brigada de Al-Khansaa, policía moral de Raqqa, en su fascinación por una ideología que caricaturiza y degrada tanto a Oriente como a Occidente.El confinamiento de la perfecta esposa islamizada no parece un acto reflejo. Su conversión implica ciertos compromisos que las indagaciones judiciales y policiales están desvelando. En el seno de ciertas familias radicalizadas se pasa pronto «al estilo Kalashnikov». Hayat Boumedienne es descrita en un requerimiento del 26 de julio de 2013 como miembro fuerte de «una radicalización conyugal». Se esboza de ella un perfil de Lady Macbeth que habría animado a su cónyuge a cometer los crímenes del pasado enero. Tras el velo de la sumisión, las califettes tocan poder. Otras, incautas, plantan a Alá, a su salafista y vuelven al trabajo para criar a sus hijos después de pedir perdón a las víctimas de unos compañeros desconocidos.Si las autoridades encargadas de la seguridad venían subestimando el papel de las mujeres, los islamistas extremos sí han comprendido su importancia. El adoctrinamiento del EI se expande con el empleo de estrategias de márketing de tú a tú aprovechando cualquier contexto, con aplicaciones que amplían el alcance e impacto de los tuits, recurriendo a los arquetipos de los comportamientos miméticos así como a la imaginería de los juegos de vídeo y la difusión de filmaciones con GoPro. Para las muchachas proclives a huir, el califato anuncia claramente su voluntad de reclutar mujeres extranjeras manteniendo una «oficina de bodas». La propaganda vende puestos de relaciones públicas, de sostén moral de las tropas y las estrategias de edificación de un nuevo Estado. Las mujeres están llamadas a «levantar el califato»; son el elemento capital. Cuantas más mujeres sean comprometidas ideológicamente, mejor y más rápidamente el proyecto extremista alcanzará sus frutos.En 1880, Emile Zola escribía que los grandes desórdenes precipitan las grandes devociones. Todo discurso tendente a suscitar un reflejo de pertenencia a una comunidad unido al rechazo del otro encuentra sus resonancias en los espíritus atribulados, confundidos en la búsqueda de un sentido para sus vidas que les permita existir por fin ante sí mismos y los demás. ¿Qué estamos haciendo mal para que tantas jóvenes prefieran el modelo de los barbudos ¿De qué adolece el feminismo del XXI

Rosario Morejón Sabio Psicología de la M

2015-02-15T00:00:00

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