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¿Tan Humanos Como los Humanos? - Deusto Knowledge Hub Explorer

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¿Tan Humanos Como los Humanos? - Deusto Knowledge Hub Explorer
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como losHTBS}humanos ¿8t¡mi ¿ ¡¡iiittiiwLa inteligencia artificial es aún ciencia ficción, pero ya hay quienque una máquina empiece a pensarEl astronauta Dave Bowman desconecta a Hal 9000 en 2001.LUIS ALFONSO GÁMEZ@lagamez en TwitterBILBAO. «Si la prueba es superada, estarás en el centro del mayor descubrimiento científico de la historia del hombre», dice el millonario Nathan Bateman a Caleb Smith, un programador informático empleado suyo a quien le ha tocado en un sorteo pasar una semana en su mansión. El magnate, presidente de una megacorporación del estilo de Google, está experimentando con inteligencia artificial (IA). Su último invento, Ava, es un androide con cara,manos y pies de mujer, y el resto del cuerpo abiertamente robótico. Caleb someterá a la máquina a un peculiar test durante el cual el hermoso robot y el humano parecerán sentirse atraídos mutuamente. ¿Estamos cerca de vivir algo similar a lo que plantea Ex machina, la ultima película de Alex Garland «Igual soy muy pesimista, pero no creo que la inteligencia artificial vaya a ser una realidad en cientos de años», aventura Miquel Barceló, informático de la Universidad Politécnica de Cataluña. El Míster Ciencia Ficción español -es editor, crítico y autorcree que el gran obstáculo para el desarrollo de una IA equiparable a la nuestra es que no tenemos ni idea de dónde reside la autoconsciencia. «Estamos teniendoEva, la encantadora niña protagonista de la peícula española del mismo nombre de Kike Maíllo. A la derecha, uno de los robots de la saga Terminator.éxito creando máquinas como Deep Blue, pero son idiotas especializados. 1997 fue el año de la clonación de Dolly y en el que Deep Blue ganó al ajedrez a Kasparov. Pero Kasparov hace una tortilla francesa con la que Deep Blue ni sueña. Algunas máquinas saben hacer muy bien una cosa. Nosotros somos tontitos, pero tocamos muchas teclas y en la asociación de cosas aparentemente no relacionadas es donde reside la creatividad».Iker Pastor, ingeniero informático de DeustoTech y experto en IA, también considera «muy lejano» un mundo con máquinas pensantes, algo que para él exige la capacidad de sentir. «Podemos hacer que un programa tome decisiones, pero no que llegue a tener lo que llamamos sentimientos. Queda mucho camino por recorrer en ese sentido. Diría que décadas». A su juicio y al de Barceló, no es factible queLAS FRASESLa robot Ava,encarnada por laactriz sueca AliciaVikander, en una_ escena de Exmachina, de AlexGarland.veamos en el curso de nuestras vidas algo parecido a Ava y su petición de amistad a Caleb o a los replicantes enamorados de Blade runner (1982), a pesar de que el año 2019 de la distopía de Ridley Scott esté a unas hojas de calendario y 1992, cuando transcurre la acción en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas -la novela de Philip K. Dick en que se basa la película-, sea un pasado ya lejano.Otras inteligenciasEl termino inteligencia artificial fue acuñado por el informático estadounidense John McCarthy durante la conferencia de Dartmouth (New Hampshire, EE UU), coorganizada por él, el científico cognitivo Marvin Minsky, el matemático y criptógrafo Claude Shannon y el informático Nathan Rochester. En aquel entonces, los humanos nos considerábamos los únicos seres inteligentes del planeta. «Hoy sabemos que los chimpancés y los delfines son inteligentes, aunque de otro modo. Los primeros carecen de lenguaje y los segundos de capacidadde manipular objetos. Son inteligencias muy distintas a la nuestra», apunta Barceló. Pero son inteligencias, aunque la IA que nos inquieta, y alimenta nuestras ficciones, es la que podría confundirse con la nuestra.De hecho, la prueba a la que somete Caleb a Ava en Ex machina existe en el mundo real y se basa en la idea de que, si una máquina se comporta como un hombre, entonces es inteligente. Se conoce como el test de Turing porque lo propuso en 1950 Alan Turing, el pionero de la informática que rompió el código de Enigma, la máquina de cifrado que usaban los nazis para sus mensajes. Básicamente, consiste en un juez que hace una serie de preguntas a un ordenador y a un ser humano que están en otra habitación y que pueden mentir y confundirse. Si el juez, que no sabe quién es quién, es incapaz de identificar al ordenador por sus respuestas, se supone que este tiene inteligencia. «65 años después de proponerlo Turing, ninguna máquina lo ha superado», destaca Barceló, quien creeMiquel Barceló Informático «Estamos teniendo éxito creando máquinas como Deep Blue, pero son idiotas especializados» Iker Pastor Informático «Podemos hacer ya que un programa tome decisiones, pero no que tenga sentimientos» Helena Matute Psicóloga «La inteligencia es la capacidad de aprender, adaptarse y decidir, y las máquinas ya aprenden» S1El robot cuidador y el anciano cascarrabias de Un amigo para Frank.que para pasar esa prueba es preciso ser autoconsciente y tener capacidad de aprender y automotivación.«Todo depende de lo que consideremos inteligencia artificial. Para mí, la inteligencia es la capacidad de aprender, adaptarse y tomar decisiones, y ya hay máquinas que aprenden y deciden», dice Helena Matute, catedrática de psicología experimental de la Universidad de Deusto. En su opinión, la Humanidad podría dividirse en un futuro próximo entre quienes aceptan la compañía de robots en todos los ámbitos de la vida y aquellos que la rechazan. Entendiendo los robots no como los androides de la ciencia ficción, sino como inteligencias especializadas en tareas que pueden ir desde las policiales, educativas y médicas hasta el cuidado de personas mayores y la conducción de vehículos. Matute cree que las IA como Ava son algo lejano, pero está convencida de que conviviremos pronto con otras.«Ya tenemos robots por todas partes», recuerda Barceló. La amenaza de una IA destructora como el Skynet de Terminator (1984) no se vislumbra, pero eso no quiere decir que debamos cruzarnos de brazos. «Hay que empezar a pensar qué tipo de IA queremos», dice Matute. «No es lo mismo una IA que enseñe a hablar después de un ictus que una que guíe un dron. Y las dos son IA», advierte Pastor. El 15 de enero, un grupo de científicos y empresarios -Stephen Hawking, entre ellosdecía en una carta abierta que los beneficios potenciales de la IA son «enormes», incluidas «la erradicación de la enfermedad y de la pobreza», y que es fundamental intensificar la investigación «para cosechar esos beneficios y eludir potenciales trampas». Incluso antes de llegar ese momento en el que se encienda una inteligencia artificial equiparable a la nuestra, para el que puede que tengamos que esperar siglos, «los robots nos van a ayudar muchísimo», dice Matute.Robots para cuidar a personas mayoresLa Comisión Europea calcula que el mercado de los dispositivos y robots asistenciales alcanzará en 2016 los 16 billones de euros:: L. A. G.BILBAO. «Los robots cuidadores están a la vuelta de la esquina. Nuestra generación los va a tener», aventura Helena Matute. Ya se están probando en España dispositivos robóticos asistenciales. Uno de ellos es Giraffplus, un poste móvil coronado por una pantalla táctil que mantiene en contacto al anciano que cuida, y desea su independencia, con sus familiares y médicos. La Comisión Europea calcula que el mercado de este tipo de dispositivos moverá el año que viene 16 billones de euros. Y es sólo el comienzo de una nueva era.En la película Un amigo para Frank (2012), un anciano cascarrabias, con demencia y que quiere vivir solo -al que da vida Frank Langella-, recibe de su hijo un peculiar regalo: un robot asistencial. No es una máquina con sentimientos, pero aprende del hombre hasta a hacer lo que no debe. Y Frank se acaba encariñando con él. «Si un robot está programado para ganarse tu confianza, el encariñamiento por parte del humano es inevitable», indica la catedrática de psicología. Tendemos a humanizar a las máquinas y eso hace que apagarlas no sea tan fácil. Experimentos hechos en el laboratorio conun robot muy sencillo, dotado de ojos y que suplica con la voz y la mirada que no le apaguemos, han demostrado que desconectarlo no es fácil para nosotros. «Sentimos que, si lo apagamos, lo estamos matando. Saca a relucir nuestra parte más vulnerable. Tenemos que saber que puede que no seamos capaces de desenchufar el robot, aunque, de repente, empiece a tomar decisiones equivocadas».«¿Qué robots queremos, que tomen las decisiones guiados solo por lógica o que tengan en cuenta las emociones », pregunta Matute. Pone un ejemplo inquietante, un servicio de urgencias en el que entra una persona muy grave y hay otras cuatro a la espera de trasplantes, también en estado crítico, que se salvarían si el primero muere y les injertan alguno de su órganos. Un ser humano no pondría en la balanza una vida contra cuatro; un robot médico exclusivamente racional sí. ¿Qué pasaría con el robot que conduce nuestro coche -algo que no parece tan lejanosi se cruza un peatón en la calle ¿Frenaría o intentaría esquivarlo, poniendo en peligro a sus ocupantes, o lo arrollaría porque es menos malo que sólo un humano sufra daños ¿No habría que darles emociones ¿Cuáles a cada tipo de robot ¿Cuáles serían los límites de su autonomía «Si son capaces de aprender -como ya lo son algunos-, un robot asistencial aprenderá en el día a día con su humano, pero también de las experiencias que sus compañeros compartan en la internet de los robots», indica Matute.
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Luis Alfonso Gámez
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2015-02-03T00:00:00
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