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Sexoengrupo - Deusto Knowledge Hub Explorer

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Sexoengrupo - Deusto Knowledge Hub Explorer
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SEXOENGRUPOPsicólogos y sociólogos confiesan su preocupación al escuchar a los jóvenes cómo frivolizan con su vida sexual y la de los demásRAFA RODRIGOLa juventud tiene un problema con el sexo. España entera se estremeció hace escasas fechas ante lo que parecía una abyecta violación múltiple en Málaga. Una chica de 20 años denunció haber sido sometida por cinco jóvenes -dos de ellos menoresa todo tipo de abusos durante una madrugada de Feria. La opinión pública clamaba que todo el peso de la ley cayera sobre los sospechosos. Dos días después, y entre el escándalo general, la jueza archivó el caso tras revisar un vídeo grabado por los supuestos agresores y una foto tomada por la mujer. Según su interpretación, la relación fue consentida. Sin embargo, muchos la han acusado de no haber sabido distinguir la coacción detrás de unos escarceos que acaban por descontrolarse. ¿Dónde acaba el consentimiento y empieza una violación , se preguntan. La banalización del sexo entre los adolescentes y los jóvenes de este país ha llegado a tal punto que se hace difícil distinguir una agresión sexual I de una relación aceptada. Los psicólogos recuerdan que los adolescentes están en una etapa de construcción de su identidad y se sienten atraídos por todo aquello que les lleva a ser más populares entre sus iguales. El sexo se ha convertido en un elemento de presión social: parecer apocado, estrecho o romántico es una condena al ostracismo.«Normalmente, cuando un grupo abusa sexualmente de otra persona no suele suceder por casualidad. Al menos uno de ellos tiene ese objetivo y lo envuelve en una fiesta con alcohol y drogas. Luego se enmascara todo en el es que íbamos muy pedo». Quien fue Defensor del Menor en Madrid durante cinco años, Javier Urra, describe el incidente de Málaga con los términos propios al contexto de una agresión sexual. Este experto psicólogo confirma que se ha producido una trivialización del sexo entre muchos jóvenes y adolescentes que, «mezclada con alcohol, genera equívocos».Un estudio de 2012 situaba la edad media a la que se perdía la virginidad en los 16 años, cuando en 2005 superaba los 17. En apenas siete años, pues, la juventud ha adelantado en más de un año el momento en que se estrena a la sexualidad. Urra advierte que «hay una tendencia al hoy nos acostamos y mañana tan amigos. Perfecto, pero el sexo no funciona así. Mantener una relación sexual genera afecto, cariño...». La frivolización del acto sexual, en cambio, puede producir dolor al asociar estos comportamientos con malinterpretaciones de la libertad sexual, redefinida por algunos jóvenes como las relaciones fáciles, desenfrenadas y casi socialmente obligatorias. Un fenómeno que la televisión fomenta claramente.Los educadores coinciden en que los chavales deben tener claro que «lo primero es el respeto a uno mismo y a los demás. La búsqueda de laImplantes de hormonas, condones y sífilisEl sexo desenfrenado y sin protección implica que enfermedades teóricamente erradicadas como la sífilis hayan vuelto a asomar las orejas. Proliferan los hongos y las infecciones, y una vez más, el alcohol tiene algo que decir al respecto. En una situación de calentón festivo, muchos chicos no quieren o se olvidan de ponerse el preservativo, y algunas chicas no lo piden.Sin embargo, los métodos puramente anticonceptivos sí tienen muy buena acogida. Cada vez es más normal que chicas de 16 y 17 años empleen tratamientos hormonales como el famoso anillo para evitar quedarse embarazadas. La píldora de toda la vida parece ya desfasada, hoy se llevan más los implantes subcutáneos en el brazo que liberan hormonas en el torrente sanguíneo. La educación sexual ha enseñado la libertad de usar el cuerpo como se desee, la bondad de experimentar las relaciones sexuales, y a hacerlo de una manera segura. Pero en opinión de los expertos, lo que falta es explicar con más detalle que el acto sexual es algo muy personal y muy íntimo.felicidad es positiva, pero nunca debe ser externa, poco elaborada, fácil ni banal». Urra lamenta que el sexo se haya convertido para muchos en «una banalidad horrorosa, en la que desaparece todo el juego de la seducción y solo se destaca lo más animal». En este punto incide el investigador social Javier Elzo: «Falta un elemento esencial. En una relación íntima hay dos personas que se entregan. Tiene que haber alguna dimensión de cariño, de ternura, de confianza, algo que vaya más allá del calentón». El sociólogo guipuzcoano advierte de que «casos como el de Málaga existen muchos», aunque reconoce que no es un fenómeno exclusivo de los tiempos que corren: en su juventud, dice, «ya pasaba con alguna chica de clase». También cree que nos enfrentamos a un problema de consumo desenfrenado, tanto de alcohol como de sexo. «En general los jóvenes beben menos, pero cuando lo hacen se pegan unos 1 atracones... Con el sexo I está pasando algo pareI cido. Luego está todo el I tema de los festivales de I música, que son una fiesI ta ruidosa, animal, con I mucho alcohol y desenI freno», explica. Este soI ciólogo también vincuI la la normalización del I sexo a edades más temI pranas con la búsqueda I de nuevos niveles de exI citación: «Ya no les basI ta con intentar ligarse a I la persona que les gusta I y conseguirla. Eso ya es I algo normal, frecuente, I no plantea problemas. En este momento lo anormal es ser virgen a los 17 años. Muchos adolescentes confunden la libertad sexual con la obligación de tener relaciones», sentencia Elzo.La presión social¿Qué ha podido llevar a chicos y chicas a medio formar a lanzarse a vivir unas experiencias que, en muchos casos, ni siquiera desean y en otros les provocará un profundo desencanto Resulta alarmante comprobar que es su propio entorno el que ha propiciado estas conductas sexuales. Lurdes Lavado, sexóloga, es rotunda al respecto: «Vivimos en el mundo de la obligatoriedad sexual. La presión social puede con todo», zanja. Para los adolescentes de hoy, los de la generación Instagram, la promiscuidad es algo aceptable y valorado, hasta el punto de que «a los que no lo hacen los tachan de amargados y carcas».Según un estudio de Javier Urra realizado en una residencia con 95 jóvenes, el 40% de las chicas afirmó haber tenido relaciones con su novio sin quererlas. «Estas conductas responden a pensamientos del tipo sé que si no lo hago con él se acostará con otra que sí lo haga», aclara el psicólogo navarro. El problema es que la presión social se extiende aEl selfie, una moda que delata la necesidad de exhibirse en las redes. ::fotoliatodas las facetas de la vida de los adolescentes: «Hoy el grupo está por todos lados: en clase, en las redes sociales, en el móvil... la presión es constante y puede con todo», explica Lurdes Lavado, que también destaca la importancia del binomio alcohol-sexo en los chavales. «El problema es que vivimos en la cultura del botellón: se consumen cantidades enormes de alcohol por muy poco dinero».Lo más inquietante es que mu-La presión social se extiende a todas las facetas de la vida de los adolescentes: en clase, el móvil, las redes sociales...chas relaciones comienzan como un juego bajo los efectos de las copas, que va desfasando y puede acabar en una agresión sexual. Los jóvenes están saturados de estímulos que les llevan a enfocar sus vidas y anhelos hacia el sexo: la moda, la música, la tele... «Estamos jugando con cosas muy peligrosas», alerta Lavado. «Algunos programas de televisión fabrican una realidad en la que somos mercancía en la balda de un supermercado, y que luego es imitada por los adolescentes».Surge un nuevo problema: el machismo que demuestran cada vez más los jóvenes de uno y otro sexo. Así es, también las chicas. «Ahora todos jugamos al mismo juego», se lamenta la sexóloga. Javier Urra confirma esta teoría: «En la tele el machismo es más actual que nunca».Comparte esta preocupación Tacho de la Calle, director, realizador y miembro de la junta directiva de la Academia de Televisión. No se¿¿¿.%!¿Nmuerde la lengua. «La televisión de este país, en vez de formar está deformando a la sociedad. Hoy algunas chicas tienen actitudes incluso más machistas que los propios chicos. Ahora resulta que los celos son amor. Algunas se sienten queridas si su novio les manda un mensaje totalmente controlador». Programas del estilo Hombres, mujeres y viceversa o Un príncipe para Corina son espacios «enfocados al sexo» protagonizados por jóvenes con un patrón de gimnasio escandalosamente idéntico, lelo y superficial.Este veterano experto en televisión ilustra su conclusión con un sencillo ejemplo: «Con el sexo en la tele pasa lo mismo que con la ultraviolencia en los videojuegos: se ha banalizado de tal manera que ahora nadie se extraña al verlo». Elzo remacha sobre la misma idea: «El contenido básico es lígate al más buenorro y ten sexo con él».Las redes sociales incitan a exhibir sin pudor las experiencias más íntimasLa búsqueda de la aceptación por la comunidad digital lleva a una pérdida total de la intimidad y la vergüenza entre los adolescentes.. RAFA RODRIGOUn selfie. Esa fue una de las pruebas que provocaron el archivo de la denuncia de la chica supuestamente violada en Málaga. En la foto, la joven posaba y sonreía. Las cansinas autofotos han llegado al estatus de pruebas en casos de agresión sexual.Antes, lo más normal era dar buena cuenta de un cigarrillo tras mantener un encuentro. Hoy, el pitillo de después se ha convertido en una foto. Aftersex selfie lo llaman. Así es, una imagen de ambas personas en el instante inmediatamente posterior al coito. ¿Puede haber algo más íntimo y privado El tabaco ha sido sustituido por otra droga: la aceptación de la comunidad digital, medida en retweets o likes.«Hoy en día hay una tendencia al exhibicionismo compulsiva -confirma Urra-. Y no sólo física. Se vive en una pérdida total de la intimidad». El narcisismo patológico y la insaciable necesidad de publicar todos y cada uno de los detalles de la vida más privada son otro factor a tener en cuenta en la banalización del sexo entre los jóvenes. Parece que si no se sigue la última moda no se es nadie, ya sea quemarse a lo bonzo o divulgar los pormenores de la sexualidad de cada uno. La cosa es hacerlo delante de una cámara para que todo el mundo lo vea. Y lo comente, claro.Según el estudio trienal With One Voice 2010 realizado entre jóvenes estadounidenses, casi la mitad de los encuestados declaraba no haber mantenido relaciones sexuales en el último año, pero la inmensa mayoría estaba convencida de que sus compañeros sí las habían tenido.Estas ganas de encajar, de hacer lo que todo el mundo hace, puede haber llevado a los adolescentes a sentirse obligados al sexo. Si los adultos se lo pasan bien (o parecen hacerlo en la tele), ¿por qué nosotros no podemos Es lo que piensan muchos jóvenes. «Se está perdiendo la vergüenza y el sentimiento de culpa, que son inherentes al ser humano», se preocupa Javier Urra.«El problema es que ya no hay timidez». Lurdes Lavado resalta la importancia del engañoso anonimato de las redes sociales. «La desinhibición que antes ofrecía el alcohol ahora se encuentra detrás del ordenador. Todo esto va a afectar a nuestra sociedad, ya que parece que ahora todo vale con tal de tener sexo. Somos una mercancía superbarata y puro objeto de deseo».
Author
Rafa Rodrigo
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2014-07-09T00:00:00
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