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La Vocación de - Deusto Knowledge Hub Explorer

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Borja Uriarte quería ser arquitecto y Álvaro Merello, biólogo. Ambos sintieron la llamada de Dios y abandonaron sus terrenales sueños para entrar en el seminario de Bilbao. A sus veintita solo no echan nada en falta ni se arrepienten de su decisión, sino que aseguran ser plenamente felicesUn reportaje de Arantza Rodríguez¿Borja Uriarte, en primer plano, y Álvaro Merello, al fondo, en la capilla del seminario de Bilbao, donde conviven con otros nueve seminaristas y dos curas. Fotos: José Mari MartínezLa vocación deBROMEAN por el pasillo, enfundados en unos jeans, como cualquier par de veinteañeros. Nadie adivinaría su vocación si se los cruzara, camino de clase, por la Universidad de Deusto. Borja Uriarte y Álvaro Merello, dos vizcainos que iban para arquitecto y biólogo, sintieron la llamada de Dios y aceptaron el reto. ¿Es una elección que choca porque no está de moda. Que un hijo quiera ser cura no es lo más normal, ni mucho menos, pero mi familia es creyente y se lo tomó bien, comenta Borja.A este bilbaino de 22 años, criado en el seno de una familia religiosa, el toquecito en la espalda se lo dio el Señor recién cumplida la mayoría de edad. ¿Todos los proyectos que yo me había hecho con otras carreras y con otro tipo de vida me hacían feliz, pero siempre faltaba algo. Al final entra Dios y va derrumbando poco a poco mis esquemas hasta que me sorprendí a mí mismo pensando que podía ser feliz con este tipo de vida. Entré y aquí estoy. Aquí, en el seminario de Bilbao, va camino ya de su quinto año, el último de Teología. Atrás queda su intención de estudiar Arquitectura o Bellas Artes. Pero Borja no vuelve la vista. ¿Yo no tengo la sensación de haber renunciado, sino de haber elegido. Es absurdo escoger un camino y estar pensando en lo que te has dejado. Cuando yo tomo una elección, miro hacia adelante y pienso en positivo. No siento que he perdido nada ni lo echo en falta porque esta vida, aunque pueda parecer difícil de entender, sí que plenifica, explica. Y no suena a frase hecha. Apagada la grabadora, se le ve satisfecho.iw¿Álvaro y Borja, en el seminarioEs jueves, el día en que el seminario abre sus puertas a las familias. La de Borja aceptó de buen grado su vocación. ¿Aunque ellos tenían sus propios proyectos sobre mí y ahora nos veamos menos, ven que estoycontento, que la cosa va bien y no hay mayor problema, afirma. Con los amigos también mantiene el contacto. ¿A alguno no le sorprendió tanto mi decisión. Quiere decir que nos conocíamos bien, sonríe. Al resto les pudo chocar en un principio, pero todos ¿lo respetan y valoran y si te ven bien, se alegran. Le preguntan lo habitual: que cómo es el seminario, que qué estudia un cura... ¿Sobre todo, que qué se hace en un seminario, que parece como que es algo que está escondido por ahí. El de Bilbao no es que esté en el centro centro, pero sale en el mapa, en concreto, en la calle Zabalbide, a la sombra de la Basílica de Begoña.Para despejar esa gran incógnita de a qué dedican su tiempo, Borja describe su día a día. ¿Nos levantamos a las siete y oramos de siete y media a ocho y cuarto. Tenemos clases en la Universidad de Deusto hasta la una. Antes de comer hay otra pequeña oración. Por la tarde, estudio, temas de formación o charla espiritual. Otro ratito de oración, la misa y cenamos, repasa. Antes de acostarse, disfrutan de un momento de distensión. ¿Hablamos de nues-tras cosas, del día, de lo que ha pasado... A veces dedicamos un rato a practicar deporte o alguna afición. A Borja, por ejemplo, le gusta pintar. Los viernes por la tarde va al hospital de Galdakao a escuchar a los enfermos y sus familias. ¿Es duro, pero es muy bonito y muy edificante ver cómo la gente vive esos momentos, confiesa. El fin de semana lo pasa en la parroquia de la localidad. ¿Vives con los curas, ves qué hacen y, sobre todo, aprendes de ellos, destaca, convencido de que la juventud no escucha lo suficiente a sus mayores. ¿Savia nueva, toda la que quieras, pero hay que cuidar mucho la savia que ya está y quererla porque es gente que ha dado su vida. Me parecería un desprecio hacia ellos querer entrar como un elefante en una cacharrería, deja constancia de su prudencia.De cara al futuro, no tiene mayor pretensión que ¿servir donde haga falta. ¿Aunque mucha gente pueda opinar lo contrario, en la Iglesia hay una sensibilidad fuerte por los problemas sociales y se hace una gran labor con los desfavorecidos. Nosotros también nos implicamos en la medida en que podemos. Estamos formándonos para desempeñar esa labor lo mejor posible, subraya y recuerda sus comienzos. ¿Yo tenía ganas de entrar y de coger el ritmo de vida del seminario. Cuando pasaron los meses, respiré aliviado y pensé: Ya estoy aquí, realmente es una vida que merece la pena.¿SENTÍ QUE DIOS ME LLAMABA A Borja le escucha atentamente -en presencia del rectorÁlvaro Merello, un joven de Getxo de 24 años que acaba de iniciar su segundo curso en el seminario. ¿A lo largo de mi vida he tenido un camino de fe y en un momento dado sentí que Dios me llamaba. Decidí confiar en él y entré. La experiencia es que me cuida y me siento muy pleno, asegura. Su paso al frente causó ¿sorpresa en su entorno, ¿porque no es algo común hoy en día, pero lo comprendieron porque sabían de sus creencias y su ¿sensibilidad hacia el sufrimiento.Álvaro terminó Biología antes de traspasar la puerta del seminario para quedarse. ¿Me costó adaptarme lo mismo que a cualquier joven le cuesta acostumbrarse al mundo laboral, a la rutina, a vivir de manera pautada, trabajando con unos objetivos. En ese sentido no me quejo lo más mínimo, aclara. El año pasado los viernes acudía de voluntario a un piso de reinserción de toxicómanos y los fines de semana participaba en actividades de tiempo libre organizadas por una parroquia. ¿Luego me iba a mi casa, porque los dos primeros años duermes el fin de semana con tu familia, detalla.Apenado porque ¿la gente no sabe qué es un seminarista y que hay personas que responden a Dios, asegura que él ¿nunca va a imponer su forma de pensar, pero sí ¿proponer la fe a quien no se sienta satisfecho con su vida. Antes de posar en el pasillo, donde cruzan saludos con unas religiosas y otro seminarista, guitarra en mano, Álvaro recalca: ¿El camino que he elegido me hace feliz. Y con eso está todo dicho. ¿
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Un Reportaje de Arantza Rodríguez
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(nu este setat)
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Date Released
2014-02-11T00:00:00
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es
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(nu este setat)