Eterno Ellacuría - Deusto Knowledge Hub Explorer
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Odm ID | 2b4a627c-f929-3829-85ad-70a8bb7a2254
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Title | Eterno Ellacuría - Deusto Knowledge Hub Explorer
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Notes | VEINTICINCO AÑOS DEL CRIMEN DE LA UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA ¿»El plomo de la vileza acabó con la vida de Ignacio EllacurÃa (Portugalete, 9 de noviembre de 1930), asesinado junto a otros cinco jesuitas y dos personas más, el 16 de noviembre de 1989 en San Salvador. ¿Si me matan durante el dÃa, es la guerrilla, y si me matan durante la noche, es el ejército, solÃa decir EllacurÃa con serenidad, con tono costumbrista, cuando le alertaban sobre el peligro que corrÃa en El Salvador. ¿Si tocas un cable de alta tensión, te quemas. Y él lo tocaba continuamente porque denunciaba las injusticias que ocurrÃan en el paÃs. Sufrió varios atentados. Era un objetivo para los militares y las catorce familias que controlaban El Salvador, subraya José EllacurÃa, su hermano. A Ignacio le ejecutaron de madrugada. Un pelotón del batallón Atlácatl de la Fuerza Armada de El Salvador perpetró el crimen bajo las órdenes del coronel René Emilio Ponce, en la residencia de la Universidad Centroamericana (UCA). Junto a EllacurÃa cayeron los jesuitas Ignacio MartÃn Baró, Segundo Montes, Amando López, Juan Ramón Moreno y JoaquÃn López. Los militares, perfectamente adiestrados, también asesinaron a Elba Julia Ramos, persona al servicio de la Residencia, y a la hija de esta, Celina, de quince años. No querÃan testigos de la matanza, organizada desde las altas esferas. ¿Fui el primer jesuita en ver los cuerpos destrozados de nuestros hermanos, rememora José MarÃa Tojeira, compañero de Ignacio en la UCA, sobre la macabra escena que presenció en el jardÃn, convertido en camposanto. ¿A Ignacio EllacurÃa le asesinaron porque molestaba. La UCA era una universidad comprometida, e Ignacio la voz que ponÃa de manifiesto la realidad social de El Salvador en la que se denunciaban los abusos del ejército y de los poderes del paÃs, reflexiona Rafael Aguirre, teólogo que participa durante estos dÃas en el homenaje que se está rindiendo a Ignacio EllacurÃa y el resto de mártires.¿Recuerdo la tensión que significaba comenzar a denunciar a los militares desde el primer momento. Ese mismo dÃa fui durante la mañana junto con el arzobispo, Monseñor Rivera, a decirle al 1 presidente Cristiani, con pruebas conclu 1 yentes, que el ejército habÃa asesinado a ) los jesuitas, narra José MarÃa Tojeira. En aquellos dÃas El Salvador se desangraba inmerso en una guerra civil encubierta entre el FMLN (Frente Farabundo Martà para la Liberación Nacional), la guerrilla, y los poderes fácticos del paÃs. Ignacio EllacurÃa, ¿¿el jesuita más impactante que he conocido, añade Tojeira-, abogaba por una salida dialogada del conflicto en un paÃs plagado de injusticias y desigualdades sociales. ¿A Ellacu, como le decÃamos, lo odiaba un sector de gente poderosa económicamente y militares tanto por su trabajo en favor de la justicia social como por su defensa de los derechos humanos y su posición en favor de una negociación con el Frente Farabundo Martà (la guerrilla) como vÃa de salida de la guerra civil.¿Ignacio estaba difamado, amenazado desde hacia muchÃsimo tiempo. Los militares y algunas elites del paÃs le consideraban el instigador de la subversión y nada más lejos de la realidad, desgrana Rafael Aguirre sobre la figura de EllacurÃa. ¿Los militares aprovecharon la ofensiva del FMLN para tejer una burda mentira diciendo que la guerrilla lo habÃa matado porque se oponÃan al triunfo revolucionario, explica José MarÃa Tojeira, que lideró el proceso legal en contra de los miembros de la Fuerza Armada de El Salvador, un caso que se resolvió con una amnistÃa tras un proceso judicial repleto de irregularidades. El manto del poder se encargó de tapar los ojos a la justicia. Detalla Tojeira que ¿el caso que se llevó a cabo en El Salvador sirvió para absolver a quienes dispararon directamente con-Eterno EllacurÃaCuando se cumplen 25 años del asesinato de Ignacio EllacurÃa por los militares salvadoreños en la Universidad Centroamericana, su amplio legado intelectual continúa plenamente vigente.* Un reportaje de César Ortuzar!.»¿MKpnImágenes de la portada de Deia y páginas interiores que recogen el crimen.tra nuestros hermanos y hermanas. Para condenar a los intermediarios de la orden de matar. Y para encubrir a los autores intelectuales (Estado Mayor del Ejército) del asesinato. El Estado tiene pendiente una recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA de reabrir el caso. Cuando intentamos reabrirlo en el año 2000 en contra del expresidente Cristiani y seis militares de la cúpula militar del tiempo del asesinato, nos dijeron en todas las etapas y niveles del juicio y del sistema judicial que el crimen habÃa prescrito por el tiempo pasado.El caso, en virtud del principio de justicia universal, está ahora sobre la mesa de la Audiencia Nacional, que pidió la extradición de los instigadores del asesinato, orden que revocó la Corte Suprema de El Salvador. ¿El caso que se lleva en la Audiencia Nacional es importante para convencer al Estado salvadoreño que debe buscarse en El Salvador una solución jurÃdica y humana a tanto crimen impune relacionado con la guerra civil salvadoreña, destaca José MarÃa Tojeira. ¿Todos sabemos quiénes participaron en su asesinato y quiénes dieron las órdenes, quiénes instigaron su muerte. Una verdad con pelos y señales. No se ha realizado justicia y me temo que será difÃcil que se haga en El Salvador después de la amnistÃa que hubo, analiza Rafael Aguirre. ¿Se sabe la verdad de todo lo que ocurrió, pero no se ha hecho justicia, reclama José.El perfil de su hermano estaba muy alejado de la propaganda que se lanzó desde los altavoces del ejército y las elites de El Salvador, que intentaron trasladar la idea de que fue la guerrilla quien le asesinó, un mensaje rechazado inmediatamente por quienes conocÃan la realidad de El Salvador, donde EllacurÃa era un hombre muy querido por el pueblo y respetado en todos lo ámbitos salvo los que estaban vinculados al poder. ¿Ignacio EllacurÃa era un hombre muy respetado, un intelectual Ãntegro y riguroso pero que no escondÃa la realidad. No era un teórico. No ocultaba la realidad, al contrario, le daba luz, querÃa justicia social, era un defensor de los derechos humanos y eso molestaba al poder, enfatiza Aguirre. Aunque luchador infatigable frente a las injusticias sociales, defensor de los desamparados, hubo un acontecimiento que radiografÃa cuál era el modo de proceder y el posicionamiento del jesuita respecto a la resolución de conflictos. Ignacio siempre creyó en el diálogo. ¿Él no estaba a favor del uso de la universidades como sedes de los partidos o de reuniones clandestinas. Hubo una huelga de los universitarios dela UCA contra el Gobierno. Los estudiantes se alojaron en el salón de actos de la universidad. Ignacio fue donde ellos, les mandó callar y les dijo: Otros tendrán otros medios para resolver los problemas de la sociedad, pero nosotros tenemos que hacerlo universitariamente, a base de estudios cientÃficos sobre la realidad nacional e invitando a las diferentes partes a construir el paÃs. Quemar contenedores, destruir propiedades o insultar no son medios universitarios.EL PAPEL DE LA UNIVERSIDAD En su pensamiento, EllacurÃa tenÃa claro que la universidad debÃa ser parte de la sociedad, uno de sus motores, algo más que una institución que expendiera titulaciones y oferta académica. Ignacio entendÃa una universidad con capacidad transformadora, implicada y comprometida con la sociedad. ¿Para él, la universidad debÃa contribuir al cambio social, tenÃa que tener una proyección social, apunta Rafael Aguirre. Esa visión era parte de su ideario, construido por los hitos que marcaron su educación durante su infancia y juventud: su familia, las luchas sociales y la Guerra Civil. ¿Para entender a Ignacio, su legado, es imprescindible conocer el background, lo que le influyó para ser quien fue, indica su hermano antes de descifrar los tres hitos que marcaron a Ignacio desde niño y que sirvieron para tejer su personalidad. ¿Primero, el ambiente de nuestra familia, de clase media, culta, pero, sobre todo, muy religiosa. Aquella era una época, que siendo ¿monaguillo, acompañando al cura, cuando se tocaba la campana, a nuestro paso, las personas se arrodillaban, narra José para enmarcar aquel tiempo. ¿En segundo lugar, nosotros vivÃamos en Portugalete, muy cerca de Bilbao, pero más cerca aún de Gallarta u Ortuella, la zona minera. Entonces la zona era el epicentro de las turbulencias sociales del PaÃs Vasco, en plena industrialización. ¿Allà conoció la lucha de los obreros y la situación de pobreza de muchos. Eso influyó en su punto de vista, manifiesta José, que tampoco olvida el impacto que tuvo la Guerra Civil. ¿En tercer lugar, nosotros vivÃamos en un segundo piso, pero cuando bombardeaban Ãbamos a dormir a un bar que habÃa debajo de casa. Vivió las carreras a los refugios, los bombardeos....De ese magma, de esa amalgama de sentimientos, se fue nutriendo la personalidad de Ignacio EllacurÃa, que completó su camino en el noviciado de Loyola previo paso por el colegio de los jesuitas de Tudela. Refleja su hermano, que si bien su expediente académico era brillante, no las tuvo todas consigo en el noviciado de Loyola. ¿Era muy revoltoso y no sabÃa si le iban a seleccionar. Ignacio, por la educación familiar recibida, suma José, era ¿parco en sus manifestaciones familiares, mientras que cuando se trataba de los más ¿desfavorecidos era ¿muy efu-VEINTICINCO AÑOS DEL CRIMEN DE LA UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA¿Él decÃa que nuestra sociedad está gravemente enferma, que era necesario revertir la historia y lanzarla en otra direcciónJOSÉ ELLACURÃAHermano de Ignacio EllacurÃa¿No escondÃa la realidad, querÃa justicia social, era un defensor de los derechos humanos y por eso molestaba al poderRAFAEL AGUIRRETeólogo, catedrático en la Universidad de Deusto¿En lo intelectual fue el jesuita más impactante que he conocido; en lo práctico, un lúcido luchador en favor de la justicia y la pazJOSÉ MARÃA TOJEIRAExrector de la UCAsivo y cariñoso. ¿La pobreza le removÃa las entrañas y eso, entre otras cosas, le llevó a El Salvador, relata José. Nadie pudo arrancarle de aquella tierra, a la que llegó en 1949. Se instaló en el noviciado de Santa Tecla. Completó sus estudios de Humanidades y estudió FilosofÃa en Quito. En 1955 se licenció en FilosofÃa. Más tarde cursó TeologÃa en Innsbruck (Austria),donde fue ordenado presbÃtero. Su afán por el conocimiento le llevó hasta Madrid. Entre 1962 y 1965 realizó sus estudios de doctorado. En 1967 EllacurÃa regresó a El Salvador como profesor de la UCA.CON LOS PIES EN EL SUELO Pegado a la realidad del paÃs, EllacurÃa impartió su magisterio. ¿Siempre entendió que la finalidad era servir a la humanidad, expone su hermano José. ¿De hecho, el concepto que tenÃa de la filosofÃa era que esta tenÃa que basarse en la realidad. Sus ejes eran iluminar, interpretar y transformar. Para él la filosofÃa tenÃa que tener una función liberadora. Fue uno de los primeros en poner énfasis en un tipo de universidad transforma-dora. Ese pensamiento le situó como uno de los inspiradores de la TeologÃa de La Liberación, según la cual en una sociedad en la que hay injusticias estructurales, con grandes desigualdades entre ricos y pobres, el mensaje liberador del cristianismo pasa por analizar esas estructuras, transformarlas y construir un nuevo mundo. ¿Su contribución también fue importante en el impulso de la TeologÃa de la Liberación, dotándola de una base filosófica, contribuyendo a que a la iglesia latinoamericana tuviera personalidad propia, estima Rafael Aguirre. Considera Tojeira que el legado de EllacurÃa fue ¿la construcción de una buena universidad en un medio difÃcil. La elaboración de una concepción de Universidad novedosa, donde la excelencia intelectual se pone polÃticamente al servicio de la construcción de una sociedad justa y respetuosa de la dignidad humana. Además realizó un impulso fundamental al diálogo como salida de la guerra civil salvadoreña. Logró la humanización del conflicto y la defensa radical de los derechos humanos durante la guerra civil. ¿Él decÃa que nuestra sociedad está gravemente enferma, que era necesario revertir la historia y lanzarla en otra dirección, cierra José, que tras un silencio dice: ¿Hoy tendrÃa 84 años. Ignacio nació el 9 de noviembre de 1930. Unas balas cobardes, nocturnas, asesinas, mataron al hombre, pero no pudieron ejecutar su pensamiento, su imborrable legado. Eterno EllacurÃa. ¿/Ignacio EllacurÃa es recordado como un intelectual brillante y comprometido.Foto: N.G.
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Author | * Un Reportaje de César Ortuzar
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Metadata Updated | (not set)
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Date Released | 2014-11-16T00:00:00
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