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José Miguel de Barandiaran Testigo Excepcional del Siglo Xx en Euskadi - Deusto Knowledge Hub Explorer

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José Miguel de Barandiaran Testigo Excepcional del Siglo Xx en Euskadi - Deusto Knowledge Hub Explorer
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Historias de los vascosMedio siglo después del hallazgo del resto humano más antiguoen el País Vasco en Lezetxiki, el autor repasa la vida de JoséMiguel de Barandiaran, imprescindible en la historia vascaUn reportaje de Jesús AltunaJosé Miguel de BarandiaranTestigo excepcional del siglo XX en EuskadiJOSÉ Miguel de Barandiaran, nacido el último día del año 1889, fue el benjamín de una familia de nueve hijos. Sus padres, agricultores, vivían en el caserío Perunezarra de Ataun, pueblo rural guipuzcoano. En este caserío y en su entorno conoció vivas, en su niñez y adolescencia, formas de vida, tradiciones, costumbres y mitos hoy totalmente desaparecidos.Decía Malraux que lo más grande que un ser humano puede hacer es arrancar algo a la muerte. Barandiaran arrancó muchas cosas a la muerte. Gracias a su intensa y extensa investigación etnográfica conocemos hoy cómo eran esas formas de vida, tradiciones, costumbres y mitos. Muchos de ellos hubieran desaparecido para siempre sin dejar recuerdo alguno.En 1904 Barandiaran se trasladó a Baliarrain, pequeño pueblo próximo a Ataun, donde existía un preseminario, a fin de iniciar la carrera sacerdotal. Los exámenes tenían lugar en el Seminario de Vitoria. Cuando después del primer año se examinó de Latín, el presidente del tribunal le dijo: ¿Sabes más latín que castellano. Pero hay que aprender también castellano. Ante estas palabras el muchacho pensó que le suspendían. Su asombro fue grande al ver, por el contrario, que aprobaba dos cursos en uno.Su alegría debió ser tan grande que, compró unos cohetes y regresó a casa disparándolos junto a la misma. Su madre que le vio venir de esa manera, pensó que se había enorgullecido en extremo por el éxito y le mostró un manzano del huerto, con las ramas dobladas por la carga de los frutos diciéndole: ¿Hijo, debes ser como ese manzano. Cuantas más manzanas tienen sus ramas, más dobladas y humildes se muestran. Pocos meses después murió su madre. Continuó en el Seminario de Vito-Gracias a su intensa y extensa investigación etnográfica conocemos cómo eran esas formas de vida, tradiciones, costumbres y mitosObligado a huir en 1936, recaló en Sara desde donde subía al Larrun porque se divisaba Ernio y, desde Ernio, Ataun, su localidad natalria hasta 1914, fecha en que se ordenó sacerdote, pero el año anterior, el verano de 1913, ni corto ni perezoso, decidió irse a Alemania, donde, entre otras cosas, siguió un curso del célebre antropólogo Wundt, profesor de la Universidad de Leipzig, que venía publicando su célebre y magna obra Völkerpsychologie (1900-1920). Barandiaran soñaba entonces con estudiar Historia de las Religiones y Wundt le indicó que debería comenzar por el estudio de su propio pueblo. Que el pueblo vasco era un pueblo singular y que buceando en sus mitos y costumbres descubriría elementos de religiones antiguas anteriores al Cristianismo.Comenzó a recordar cuentos y leyendas infantiles escuchadas en su propio hogar. Ello le llevó a recorrer cientos de caseríos en todo el País Vasco y a excavar decenas de cuevas y megalitos a lo largo y ancho del mismo.Sus excavaciones comenzaron, en 1916, en los restos del castillo de Jentilbaratza, en Ataun. El casero-peón que le ayudaba le dijo que él sabía dónde estaban enterrados los últimos jentiles: en Aralar, cerca de Argarbi. Esto interesó mucho a Barandiaran y quedó con él para ir al día siguiente al lugar. Pero el casero no se presentó y Barandiaran marchó solo a la sierra. Tras recorrer un largo trecho, se sentó a tomar un bocadillo sobre unas piedras, en las proximidades del lugar indicado por el peón. Mientras almorzaba, revolvió con su bastón una topera existente a sus pies y en ella apareció un diente humano. Se levantó y contempló las piedras sobre las que se había sentado. Pasaba en ese momento por allí un zagal, pastor de ovejas y Barandiaran le preguntó si sabía qué eran aquellas piedras. El zagal le dijo que allí estaban enterrados los últimos jentiles y le contó la preciosa leyenda del kismi. ¡Un pastor de 15 años contaba a Barandia-4f-ran la leyenda del kismi ! ¡Cómo han cambiado los tiempos!Hizo un plano del conjunto y lo publicó como Sepultura antigua, junto a otras análogas, en la revista Euskalerriaren Alde. Este artículo llegó a conocimiento de Telesforo de Aranzadi, a la sazón profesor en la Universidad de Barcelona, que venía excavando dólmenes en el Aralar navarro. Juntos emprendieron al año siguiente, 1917, la investigación de dólmenes en el Aralar guipuzcoano. Fue el comienzo de una serie de excavaciones que quedaron cortadas por la guerra de 1936. No volvieron a verse más.En 1931 Julio Caro Baroja (el centenario de cuyo nacimiento celebramos también este año), estudiante a la sazón en la Universidad Complutense, asistió a las excavaciones que Barandiaran practicó, junto con Aranzadi, en la cueva de Venta Laperra en Carranza. Pues bien, 41 años más tarde, en el libro Los Baroja, recordando aquellas excavaciones, escribe lo siguiente: ¿Mientras en la Universidad tenía que aguantar tabarras y displicencias¿, Barandiaran nos daba ideas muy claras y exactas sobre el método histórico-cultural, sobre las recientísimas investigaciones de Malinowski, sobre la idea de Dios en los primitivos, acerca delpensamiento de Durkheim o de Wundt¿. Total, que en una cueva paleolítica de Vizcaya y de boca de un sacerdote católico vasco salía más materia universitaria que de las aulas madrileñas.En 1936 Barandiaran se vio obligado a huir. Primeramente permaneció en París, donde siguió un curso impartido por Breuil en el Collège de France. Al poco se instaló en Sara, en Laburdi, donde permaneció hasta 1953. Desde este lugar desarrolló una serie de investigaciones, en especial etnográficas, que fueron viendo la luz en diversas publicaciones. Aquí y hasta el final de sus días en Ataun le atendió solícita su sobrina Pilar.En el plano de la etnografía, la publicación de un trabajo suyo en 1920 atrajo la atención del célebre etnólogo Schmidt, fundador de la revista Anthropos, y miembro destacado de la Escuela Histórico-cultural de Viena, con quien mantendría posteriormente una amplia relación.Barandiaran puso en 1921 dos hitos fundamentales para el desarrollo de la etnografía vasca: la revista mensual Eusko-Folklore. Materiales y Cuestionarios y el Anuario de EuskoFolklore. La primera de ellas recoge ¿las producciones espontáneas delHistorias de los vascos3mm$mim01. Jentilbaratza, lugar donde inició sus excavaciones arqueológicas.02. Dolmen de Argarbi, primer dolmen reconocido por Barandiaran.03. Excavando en Urbasa en 1921, junto con T. de Aranzadi.04. Excavación de Lezetxiki, junto con J. Altuna.05. Nombramiento de Seme kuttun por la Diputación de Gipuzkoa. De izquierda a derecha, X. Aizarna, diputado general; J. M. de Barandiaran; J. Argaya, obispo de San Sebastián; G. Monreal, rector de la UPV; L. Villasante, presidente de Euskaltzaindia; y J. Altuna leyendo el discurso.06. Dedicando, con 100 años, su última obra a la familia Altuna.Ia**..W!EL AUTORJesús Altuna Etxabe«Nació en Berastegi en 1932. Estudió Ciencias Biológicas en la Universidad Complutense de Madrid, doctorándose en 1971. Ha ejercido su docencia en la Universidad del País Vasco desde 1980 hasta su jubilación en 2002. Los temas principales de investigación: Arqueozoología y Arte Paleolítico. Ha participado en excavaciones con Barandiaran.espíritu vasco..., restos inmateriales de un pasado cuya memoria ha llegado hasta nosotros en forma de leyendas, tradiciones, creencias, costumbres y prácticas religiosas y mágicas¿. Son imprescindibles para la elaboración de una Mitología Vasca, cuya primera publicación nos la dio el mismo Barandiaran en 1960.En 1938 fue nombrado miembro de la Commission Internationale des Arts et Traditions Populaires de Ginebra y en 1941 miembro del Forschungsinstitut für Kulturmorphologie de la Universidad de Fráncfort.En otro orden de cosas, durante el destierro, fue también intensa su preocupación por la situación política del País y de la Iglesia vasca en particular, escribiendo cartas y comentarios importantes. Así, entre otros, la carta enviada en 1945 al obispo Mateo Múgica, la cual hizo escribir a este su famosa carta Imperativos de mi conciencia, sobre lo ocurrido a raíz del levantamiento militar.En 1953 pudo volver a su pueblonatal gracias a gestiones de Tovar, rector de la Universidad de Salamanca quien escribió a Barandiaran una carta en la que le decía: ¿El objeto de esta carta es comunicarle que, habiendo sido creada la cátedra Manuel de Larramendi en esta Universidad...., habíamos pensado en invitarle a usted para que la inaugurara.... dando en ella un ciclo de conferencias o lecciones sobre la materia y extensión que a usted le parezca.Barandiaran accedió gustoso. Añoraba su pueblo natal. De vez en cuando subía desde Sara al monte Larrun ¿porque desde él se divisaba Ernio y desde Ernio, Ataun.A la vez reanudó las excavaciones en cuevas. Tuve la dicha de acompañarle en muchas de las campañas, a partir de 1958. Recuerdo especialmente la de Lezetxiki de 1964. Se cumplen ahora cincuenta años de la misma. En ella encontramos el resto humano más antiguo que hasta el presente se conoce en el País Vasco. Acudía con mi moto a recogerle a Ataun y continuábamos juntos, hasta Gesalibar, en (Arrasate, donde noshospedábamos. Lo recoge así en su diario personal, los días 12 y 20 de agosto de 1964:12n eguna. Bazkal ondoan Altuna etorri zatak bere motoarekin eta biok etorri gaittuk bereala Gesalibarera.20n eguna. Arratsaldean Donostira Intxaustitar Jokinen alaba batayatzera. Bitartean Lezetxikin nere lagunak gizaezur bat arkittu die, Moustier arokoa edo lenagokoa.En efecto, esa tarde don José Miguel se ausentó del yacimiento para bautizar a la niña de unos amigos. Nos quedamos excavando un alumno mío y yo, y por la noche, al mostrarle el hallazgo a Barandiaran, fuimos testigos de su emoción.Sus trabajos de investigación en cuevas concluyeron cerca del lugar donde comenzaron: en las cuevas situadas bajo el castillo de Jentilbaratza en Ataun.Los años siguientes fueron años de trabajo en casa, preparando para su publicación materiales etnográficos recogidos anteriormente, así como dirigiendo los grupos Etniker de investigación etnográfica, que él mismo había formado.Pocos días antes de la Navidad de 1991 terminó su caminar por este mundo. ¿
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Un Reportaje de Jesús Altuna
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2014-12-27T00:00:00
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