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¿Quo Vais Europa? - Deusto Knowledge Hub Explorer

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¿Quo Vais Europa? - Deusto Knowledge Hub Explorer
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lUhalol.iaPORJoseba Madariaga¿Quo vais Europa La UE se debate en la falta de un proyecto superador del mercado y precisa, más allá de la unión bancaria, una unión fiscal que desemboque finalmente en unión políticaLA eurozona se está convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza para todos los que observamos la respuesta política y económica de nuestros gobernantes a la crisis que estamos sufriendo. Y lo decimos desde el profundo respeto a quienes están obligados a tomar decisiones y, por tanto, a errar en sus actuaciones. Pero lo que estamos viviendo es, fundamentalmente, la ausencia de un proyecto que vaya más allá de la mera pertenencia a una zona monetaria única. Pero vayamos por partes. Comenzaremos con una cuestión que suscita un debate con posiciones encontradas: la necesidad de impulsar operaciones de compra de deuda soberana por parte del Banco Central Europeo (a partir de ahora BCE) ante el riesgo de deflación en el que se encuentra el área.Como ustedes saben, los tipos de interés se encuentran prácticamente en niveles nulos y, por tanto, el BCE no dispone de la herramienta convencional de política monetaria. Es por ello, y porque otros intentos no han dado los frutos deseados, por lo que parece necesario implementar un programa al estilo de los países anglosajones. Es obvio que, al no existir un bono europeo sino bonos de los diferentes países que forman parte de la Unión, la operación no es tan sencilla porque habrá que tomar decisiones con respecto a cuánta deuda se compra de cada país y cómo se asume el riesgo de impago. Pero lo que en nuestra opinión está fuera de duda es que esta operación debe considerarse como genuinamente monetaria y no de financiación o apoyo a los países con problemas. El mandato del BCE contempla a la inflación como variable clave y determinante de su actuación. Y la inflación puede ser elevada o muy baja (negativa), como es el caso en las circunstancias actuales. Es por ello, y por las dificultades que acarrea la lucha contra la deflación, por lo que entendemos que un programa de estas características es más que necesario.UN PLAN INTERESANTE Una noticia interesante es el plan impulsado por el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker. Un plan de gasto en inversión de 315.000 millones de euros en el periodo 2015-2018, lo que supone aproximadamente un 2,4% del PIB europeo. A la hora de valorar esta cuestión es preciso señalar que todavía no están suficientemente claros los detalles, como por ejemplo el tipo de inversiones (infraestructura, educación, energía¿), la financiación del plan y la posibilidad de que pueda ser operativo, como pronto, para el segundo semestre de 2015. Pero es una buena noticia precisamente por lo que supone como mensaje de integración europea y porque las iniciativas fiscales son particularmente interesantes en situaciones en las que el crecimiento está estancado y los tipos próximos a cero. Obviamente, se argumenta que el programa es muy limitado, y es así, pero también es una iniciativa a través de la cual las autoridades europeas muestran su disposición a tomar decisiones conjuntas en materia fiscal, algo que hasta hace bien poco era competencia exclusiva de los países miembros.El presente 2015 también es un año electoral en varios países de la zona y la política tendrá una influencia clave en la economía. Concretamente, hay elecciones parlamentarias en Dinamarca, Estonia, España, Finlandia, Grecia, Polonia, Portugal y Reino Unido. La crisis en la eurozona ha dejado al descubierto la escasa responsabilidad fiscal de algunos gobiernos que, a comienzos de siglo, en los años de bonanza, no aplicaron políticas económicas suficientemente anticíclicas. Ello propiciódesajustes de competitividad que finalmente han obligado a realizar ajustes que, lógicamente, han redundado en un descontento de la ciudadanía. Y fundamentalmente el descontento se ha traducido en el surgimiento de movimientos políticos que muestran su desacuerdo con las medidas implementadas en los países en coordinación con las autoridades económicas europeas o mundiales (FMI).Es posible que la globalización haya incrementado la desigualdad y la crisis la haya profundizado, quedando una parte de la población claramente perjudicadaEn cambio, en los países en los que el equilibrio macroeconómico era y es un hecho, el descontento para con Europa se manifiesta ante el temor a pagar la factura o rescate de los estados miembros que acumulan deudas que, o son insostenibles o cuyos montos dan cierto vértigo.LA BRECHA SOCIAL Desde una perspectiva política tradicional, clasificaríamos a los movimientos surgidos en países que han implementado ajustes como ¿de izquierdas y ¿de derechas en el caso de los países con menos problemas. Aunque posiblemente también engrosen sus filas ciudadanos de derechas y de izquierdas que ven como una amenaza el proceso de globalización habido a lo largo de los últimos años. Y es que la globalización ha originado movimientos migratorios y con ello mayor competencia en trabajos en los que la formación es menos precisa, lo que ha terminado afectando a los salarios y ha abierto una brecha con la parte de la población con mayor formación y, por tanto, oportunidades derivadas del proceso de globalización.En definitiva, es posible que la globalización haya incrementado la desigualdad y la crisis haya profundizado aún más esta cuestión, quedando una parte de la población claramente perjudicada y siendo los nuevos movimientos políticos una válvula de escape y una esperanza para recuperar el nivel de vida perdido. Pues bien, de la lista de países con elecciones, los resultados de Grecia serán particularmente interesantes por las implicaciones que ello pueda tener a futuro. La pregunta, de difícil respuesta, es qué sucederá a nivel europeo si Syriza vence en las elecciones del domingo 25. Somos de la opinión de que lo lógico y deseable sería un escenario de común acuerdo entre el gobierno y las autoridades europeas. Y ello supone cesión por ambas partes. Concretamente, por la parte que atañe a las autoridades europeas, deberían, seguramente, cambiar algo la forma de encarar la crisis. Y es aquí donde ligamos el discurso con la necesidad de fortalecer Europa, de avanzar hacia una unión fiscal que vaya más allá de la unión bancaria y desemboque el proceso en una unión política. Con todo, si llegamos a ese destino no terminarán ahí los problemas, pero sí cuando menos la manera de afrontarlos.* Director de Estudios de Laboral Kutxa y profesor de Deusto Business School
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Por Joseba Madariaga
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2015-01-21T00:00:00
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