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El joven Sabino Arana - Deusto Knowledge Hub Explorer

El joven Sabino AranaBORJA VIVANCO DÍAZDOCTOR POR LAS UNIVERSIDADES DE DEUSTO Y DEL PAÍS VASCOLa temprana muerte de Sabino de Arana y Goiri, cerca de cumplir los 39 años, no le permitió alcanzar su madurez intelectual y cincelar adecuadamente su pensamiento político. Sabemos distinguir la filosofía política del joven Marx respecto a la del viejo Marx, pero solo podemos contar con un joven Arana. Hemos tenido oportunidad de estudiar, con todas sus contradicciones, la dilatada trayectoria intelectual de Miguel de Unamuno, que nació unos meses antes que Arana y que murió al poco de estallar la Guerra Civil. Pero no pudimos conocer cómo Arana hubiera terminado de cimentar las bases ideológicas del Partido Nacionalista Vasco (PNV); hasta dónde llegarían definitivamente sus reivindicaciones; cómo habría reaccionado frente a la II República laicista y si se hubiera puesto de parte, como lo hizo su partido, de socialistas, comunistas y anarquistas durante la Guerra Civil española.Ciertamente el nacionalismo vasco hubiera surgido sin Arana, unos pocos años después, de la mano también de carlistas desengañados. Pero Sabino Arana le dotó de unos rasgos específicos que iban a marcar su evolución a lo largo de las tres décadas posteriores a su muerte. El carlismo, estrepitosamente derrotado en tres guerras en menos de cuatro décadas, no había sido capaz de restituir los fueros que, para la familia Arana, constituían la identidad política de los vascos. Sabino Arana vio morir a su padre frustrado, después de que hubiera comprometido parte de su fortuna en la causa infructuosa de Carlos VII. Y su hermano Luis le convenció de que era necesario dar un paso más allá del carlismo -incluso del fuerismo¿ en dirección al nacionalismo, otra de las nuevas ideologías europeas de la segunda mitad del siglo XIX.A partir de entonces, en el tablero político del País Vasco no solo iban a jugar ya liberales y carlistas. El PNV fue fundado el día de San Ignacio de Loyola de 1895, unos pocos años después de que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la Unión General de Trabajadores (UGT) se hicieran presentes en la Margen Izquierda. Vizcaya se convirtió rápidamente en un mosaico de ideologías que crisparon aún más el ambiente político.El nacionalismo vasco de Sabino Arana proponía un modelo de sociedad tradicional, que idealizaba el hábitat rural vasco y que le servía como contraejemplo a la cultura industrial y mestiza que se estaba incubando en los últimos kilómetros del Nervión. Su ideología tradicionalista no se diferenciaba, en esencia, del carlismo y era alimentada por su fervor religioso, en su versión integrista, tal y como él admitía. Después de versuprimidos los fueros, los vascos corrían ahora peligro de perder su cultura milenaria e incluso sus valores religiosos, se lamentaba el fundador del PNV.Continúa sorprendiendo más de un siglo después de su muerte, no obstante, que un católico culto, piadoso y educado por los jesuitas llegara a rebelarse con tanta virulencia contra los inmigrantes, los maketos. Su xenofobia es, seguramente, la principal razón por la cual ahora, cuando se cumplen los 150 años de su nacimiento, no reciba no solo el reconocimiento del conjunto de la sociedad vasca, sino tampoco el laudatorio de la totalidad del nacionalismo vasco.Quizá un viejo Arana, que no tuvimos la oportunidad de conocer, acabaría de reaccionar de forma diferente en los años siguientes, regularía su xenofobia y abandonaría su obsesión por el apellidismo. El PNV ya lo supo hacer, de modo sustantivo, en los tiempos de la II República. Ahora bien, también hay que admitir que esa pureza de raza no era ni cumplida ni exigida a algunos de los primeros miembros del partido, como por ejemplo el industrial naviero Ramón de la Sota, uno de los hombres más ricos de su tiempo.Otro componente importante de su discernimiento político, al cual no se ha prestado mucha atención, es su bizkaitarrismo. Aunque finalmente su propuesta ideológica se extendió al conjunto de los siete territorios, ciertamente su reflexión histórica y política tomó como primera referencia Vizcaya. Por ejemplo la ikurriña fue, en un inicio, diseñada por Sabino Arana como bandera deVizcaya. Y casi 120 años después de que Arana fundara el PNV, la presencia política y social de su partido continúa siendo mucho más destacada en este territorio histórico que en cualquier otro.Es reseñable, además, su labor como filólogo, su estudio y divulgación del euskera, los neologismos que acuñó y con los que han sido bautizados decenas de miles de niños vascos durante más de un siglo.Podemos llegar a concluir que Sabino Arana es un personaje esencialmente decimonónico pero, nos guste o no, el nacionalismo -que bajo su liderazgo se puso en marchaha sido el fenómeno social más relevante y singular de la historia del País Vasco durante el siglo XX. Arana, con sus luces y sus sombras, con todas sus contradicciones y controversias, con su pensamiento político no del todo consolidado, merece nuestra atención y requiere un análisis crítico a la par que objetivo. En realidad, Sabino Arana es un desconocido para la mayoría de los nacionalistas, incluso para muchos de los simpatizantes y afiliados al partido que él fundó.Sabino Arana fue un joven idealista que, en la encrucijada histórica que marcó los albores de la cultura industrial, lideró un proyecto político en el cual, en un principio, casi nadie creyó pero al que, en nuestros días, la mitad de la sociedad vasca más o menos se adscribe. Deterioró su salud, sufrió cárcel por ello, le dedicó por completo su vida, además de proporcionarle un nombre -Euzkadiy una simbología que hoy son compartidos por el conjunto de la ciudadanía.

Borja Vivanco Díaz

2015-01-26T00:00:00

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