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Soy un Fraude - Deusto Knowledge Hub Explorer

BIENESTARSOY UNFRAUDEICUALQUIER DIA se darán cuenta de que realmente no sé hacer mi trabajo. Si semejante idea ha pasado alguna vez por su cabeza, puede que tenga que pensar en dar un golpe de timón y cambiar el rumbo de su carrera profesional. O, mejor, empezar a tratar sas inseguridades como fruto de un enfermizo juego de su mente. Es lo que se conoce como Síndrome del impostor, un término que, si bien no aparece reflejado en el último manual de trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (un volumen de referencia entre los profesionales del sector), está sobradamente extendido, especialÀ mente desde los estragos de la última M crisis económica.Acuñado a finales de los años M setenta por las psicólogas clínicas Pauline R. Clance y Suzanne A. Imes, se refiere a quienes a pesar de sus logros académicos y profesionales, consideran que no son todo lo brillantes que deberían y que han engañado a quienes piensen lo contrario. La nomenclatura surgió tras identificar similitudes en los pensamientos de varias mujeres que recibían en terapia: todas ellas, con carreras exitosas, sentían ansiedad y no experimentaban los logros como algo merecido, sino como fruto de la suerte.La psicòloga estadounidense Valerie Young oyó por primera vez hablar sobre el fenómeno a principios de los años ochenta. Un compañero de universidad mencionó en clase el estudio de Clance e Imes. Cuando miré al resto de los presentes en el aula, todo el mundo (incluido el profesor) hacía gestos de sentirse identificado. No lo podía creer. Llevaba tiempo en la facultad con ellos, había leído sus trabajos. Para mí, eran individuos inteligentes y extremadamente competentes, explica en su página web (www.impostorsyndrome.com). No tardó en crear un grupo de apoyo informal para impostores y, al poco tiempo, comenzó a organizar talleres. En 2011 publicó el libro Tlie Secret Thoughts of Succès ful Women (Ed. Crown Business), en el que explicaba que aunque el síndrome no es exclusivo del género femenino, las mujeres son más proclives a agonizar en detalles minúsculos, culparse de cada fallo quePánico a no dar la talla, éxitos queconsidera inmerecidos... El Síndromedel impostor vuelve para minarnuestra anloest i ma.Por Patricia RamírezTAL COMO SOMOSNo hay un tratamiento específico parasuperar el Síndromedel impostor. Según el doctorEnrique Pallares,al no haber estudiosepidemiológicos los pasos aseguir son lentosy complejos. En cualquiercaso, deberían pasarpor aprender a aceptarsea uno mismo,con sus virtudes ysus defectos.puedan cometer y ver las críticas constructivas como una prueba de sus flaquezas. Cuando algo les sale bien, piensan que han vuelto a engañar a los demás. Esperar ser desenmascaradas en cualquier momento no solo drena su energía y su confianza, sino que puede ralentizar carreras profesionales. Preguntado sobre el caso, Enrique Pallares Molins, profersor emérito de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Deusto, apunta a la autoestima como una de las claves para comprender la patología: Cuando una persona conoce sus cualidades positivas y limitaciones, todo va bien. Pero en el momento en que talla ese equilibrio puede sentirse un impostor. O, al contrario, sufrir el efecto Dunning-Kruger, en el que un incompetente CRC que es talentosísimo. Un impostor jamás será causante de sus triunfos (aunque asumirá la responsabilidad de los fracasos),y ese tipo de conductas son muy difíciles de modificar: habría que enseñar a reconocer los fallos y los éxitos, arguye Pallares, autor de La autoestima: cómo culthwla de forma sana (Ed. Mensajero. 2011). En realidad, nadie parece libre del temor a que se descubra que realmente se carece de habilidades. Siempre me imagino dejándolo. Pienso, ¿Por qué querría nadie volver a verme en el cine Si, total, no sé actuar. ¿Por qué lo hago , confesaba Meryl Streep un decenio atrás al periodista Ken Bums después de que él le preguntara:¿Seguirá actuando . La actriz, galardonada con dos Osear, es una de las profesionales más respetadas de Hollywood, pero no acaba de creérselo. Ese pánico a no dar la talla es el que puede generar un estado de ansiedad que bloquea a la persona y la hace dudar de sí misma. Será entonces el momento de trabajar en la actitud, la seguridad y el concepto que tiene de sí mismo. Párese a pensar (honestamente) a qué se deben sus ascensos. Pregúnteselo cada vez que entregue un informe, salga satisfecho de una reunión o cierre una negociación:Si pudiera volver atrás, ¿qué haría exactamente igual . Contestar a esta cuestión le dará muchas pistas sobre cómo usted (y solo usted) ha sido el protagonista de su éxito. ¿171 HARPERS BAZAAR Marzo 2015

Por Patricia Ramírez

2015-01-03T00:00:00

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